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La “Casta” que mas aporto por los recortes
La motosierra no es una política fiscal sólida

El reporte del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas apunta que, en nueve meses, las cuentas del sector público nacional acumularon un superávit financiero de 2,4 billones de pesos, equivalentes al 0,4% del PIB.

Los rubros que más contribuyeron al ajuste fueron el gasto de capital, jubilaciones y pensiones, subsidios a la energía, los programas sociales, salarios públicos y los subsidios al transporte.

Indica que el gasto primario tuvo una reducción del 27% en términos reales; la paralización de la obra pública implicó una caída del gasto de 78,5%; las transferencias corrientes a provincias disminuyeron 70% y se eliminaron los giros para obras en las provincias.

Los jubilados son la principal variable del ajuste de Milei

El reporte de PxQ apunta que en el acumulado de nueve meses el gasto primario se redujo un 29%, principalmente por la caída del gasto en prestaciones sociales y de capital (obras públicas).

El informe de coyuntura del Instituto de Trabajo y Economía (ITE)-Fundación Germán Abdala destaca que las prestaciones sociales han sido el principal factor de ajuste. Detalla que más del 50% de este gasto se destina a jubilaciones y pensiones, y si se suman los bonos, las pensiones no contributivas y el gasto del PAMI, suma casi el 80% de esta partida.

El discurso oficial presenta como un logro alcanzar un leve crecimiento en las jubilaciones (sin contar bonos) en comparación con el nivel de 2004. Pero incluso un jubilado que percibe una pensión por encima de la mínima recibió en octubre una prestación 7% superior a la de noviembre de 2023, pero un 13% inferior a la de septiembre de ese mismo año (último aumento del gobierno de Alberto Fernández).

Los jubilados que perciben la mínima, que el año pasado lograron mantener poder adquisitivo gracias a los bonos, tienen un ajuste mayor. En octubre de 2024, un jubilado de la mínima cobrará un 21% menos en términos reales que en septiembre de 2023 y -14,4% si se compara con el mismo mes del año pasado.

Se recortaron además otras prestaciones a jubilados. Además de una menor cobertura de medicamentos por parte del PAMI, este organismo también discontinuó desde enero un programa alimentario por el cual en los últimos tres meses del año se transfirieron 15.000 pesos a jubilados mayores de 60 que cobrasen hasta un haber mínimo y medio. Si se suma este monto a las jubilaciones del año pasado, para un jubilado del haber mínimo la caída anual en octubre llegó a 23,5%.

El “cientificidio”, como el ahogo financiero de las universidades, es apenas una muestra de la destrucción presupuestaria. Imagen: Sandra Cartasso.

Desfinanciar para desarticular la red de protección social

El documento del ITE pregunta: ¿qué pasó con el resto de las políticas de ingresos? Para responder: el gobierno implementó una reconfiguración drástica de las políticas de ingresos, al congelar nominalmente una gran cantidad de programas (por ejemplo, Potenciar Trabajo y Progresar), otorgar incrementos nominales por debajo de la inflación en otros (Asignaciones Familiares y el programa Alimentar) y reforzar algunos específicos (AUH y Programa Mil Días).

Explica que si bien es cierto que la AUH muestra valores históricamente elevados -alcanzando casi el doble en términos reales frente a noviembre de 2023-, esto no implica que los beneficiarios reciban un monto récord de bolsillo, como sugiere la narrativa oficial. 

¿Por qué? Porque gran parte de los que perciben la Asignación Universal también reciben la prestación del programa Alimentar, que no sólo no ha recuperado su nivel anterior al cambio de gestión, sino que ha continuado deteriorándose. Así, si se consideran ambas prestaciones en conjunto, el nivel actual es 20% inferior al percibido a principios de 2022.

El círculo vicioso del ajuste

En una economía bimonetaria con elevado endeudamiento en dólares y sin acceso al mercado voluntario de crédito internacional, la cuestión fiscal pasa a ser clave. Ahora bien, la necesidad de una consolidación fiscal, debido a que, por las sucesivas crisis, también se ha restringido el financiamiento monetario del déficit, debe ser consistente. Como se puede observar con un análisis riguroso del manejo de las cuentas públicas, el ajuste fiscal de Milei no lo es.

No es un misterio que el sendero fiscal libertario no es sostenible. La estrategia de equilibrar las cuentas públicas en base a la licuación de las jubilaciones es frágil. Además de que es regresivo y genera tensiones políticas, se incrementan las demandas judiciales (pasivos contingentes sobre las cuentas públicas) contra la Anses.

El saldo de la política fiscal de la dupla Milei-Caputo es todavía más endeble porque ha lanzado a la economía hacia el círculo vicioso del ajuste: la caída en el gasto público provoca una reducción en el nivel de actividad económica general que afecta los ingresos tributarios, haciendo necesario un nuevo ajuste para buscar el equilibrio o superávit. 

Como cada vez resultará más complicado alcanzarlo, el dibujo contable de las cuentas públicas será más intenso porque sin esta bandera política libertaria, lo que se licuaría sería el propio Milei.

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